El camino, todo el asfaltado, desde la Iglesia de Oles a el barrio del Villar, donde está el faro de Tazones, merece ser conocido.
Durante el verano los turistas suelen recorrerlo porque es un paseo cargado de silencio y siempre en contacto con la naturaleza, pero en el otoño darse una vuelta por ahí es un espectáculo para pasear y descansar.
Antiguamente los vecinos del Villar lo recorrían para ir a Misa a Oles, que dista unos dos kilómetros, porque les era más fácil hacer este camino que va bajar a la parroquia de Tazones.
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